LA HISTORIA DE DAVID Y GOLIAT
Saúl intentó que David se vistiera con su uniforme de guerra pues no quería enviarlo a pelear sin ningún tipo de protección. Le colocó su casco de bronce, su coraza y le ciñó la espada. Pero David no podía ni moverse llevando todo eso tan pesado sobre él.
David se quitó toda la armadura y decidió usar las mismas armas que usaba cuando los animales atacaban a su rebaño. «Tomó su bastón, fue al río a escoger cinco piedras lisas, y las metió en su bolsa de pastor. Luego, honda en mano, se acercó al filisteo» (1 Samuel 17:40).
Cuando Goliat vio a David se sintió ofendido. ¿Cómo era posible que enviaran a un jovenzuelo sin armadura a luchar contra él? Gritó, «¿soy acaso un perro para que vengas a atacarme con palos?», y maldijo a David.
Pero David le contestó:
Tú vienes contra mí con espada, lanza y jabalina, pero yo vengo a ti en el nombre del Señor Todopoderoso, el Dios de los ejércitos de Israel, a quien has desafiado. (...) Todos los que están aquí reconocerán que el Señor salva sin necesidad de espada ni de lanza. La batalla es del Señor, y él los entregará a ustedes en nuestras manos.
(1 Samuel 17:45 y 47 - énfasis añadido)David corrió rápidamente hacia la línea de batalla con su honda en mano. Con toda la agilidad y fuerza que tenía lanzó una piedra directamente a la frente de Goliat. Debido al sorprendente impacto justo entre ceja y ceja, Goliat cayó al suelo. David corrió hasta donde estaba Goliat, le quitó la espada y lo remató con ella, cortándole la cabeza.
Los filisteos salieron corriendo despavoridos y el ejército de Israel los persiguió y saqueó su campamento.
¡Dios había liberado a su pueblo milagrosamente! Y lo hizo a través de David, el joven pastor de ovejas que confió en su infinito poder.
